Y es que no hay cosa mejor en la vida que hacer feliz a un niño.
Y eso es lo que se pretende cada vez que nuestros nadadores mas peques van a La Nava, donde nuestro querido Mario Cortés y su familia nos esperan con los brazos abiertos y un cajón enorme lleno de actividades y vivencias, que son las que se han disfrutado desde el viernes por la tarde hasta el mismo domingo que, como de costumbre, acaba con un arroz y una comida de convivencia con los padres.
En estos días ha habido paseos nocturnos, cenas al aire libre, senderismo, yincanas, juegos, emociones, sensaciones de esas que tardarán mucho en borrarse, si se borran, de la memoria.
Ya tenemos las pilas a tope, ahora toca volver al cloro, solo queda el recuerdo de lo pronto que pasó todo, pero seguro que, mientras duerman, soñarán con estos días.
Y que menos que dar las gracias a Marina, Lola, Jesús y Joel por su inestimable ayuda, sin ellos nada hubiera sido posible